Además de los cítricos, los aromas frescos también pueden incluir elementos verdes, acuáticos, herbáceos, afrutados y, a veces, florales. Los aromas frescos típicos contienen notas de hierbas como menta, albahaca, salvia o notas de té verde, jengibre, algas, eucalipto o lavanda. Completados con notas cítricas como bergamota, limón, pomelo o pomelo, los aromas frescos transmiten una sensación de vitalidad, ligereza y limpieza.